Alfredo Jalife-Rahme (La Jornada)
Después de varios descalabros diplomáticos y de la intensificación de asfixiantes sanciones de la OTAN –que incluye atentados ciberterroristas por Israel y Estados Unidos al software de las instalaciones nucleares iraníes–, la antigua Persia cosechó esta semana tres resonantes triunfos: dos tácticos y uno estratégico.
Los dos tácticos: reanudación de las negociaciones del grupo P5+1 (los miembros permanentes del Consejo de Seguridad con la adición de Alemania) a finales de febrero en Kazajstán; y la espectacular aceptación pública del vicepresidente Joe Biden de proponer negociaciones directas entre Estados Unidos e Irán, lo cual, a mi juicio, hacen estorbosas y redundantes las tratativas del grupo P5+1.
El triunfo estratégico: visita histórica a Egipto por primera vez desde 1979 de un presidente iraní (en este caso Mahmud Ajmadineyad) para participar en la 12 cumbre de líderes de la Organización de la Cooperación Islámica de 57 miembros (Telesur, 5/2/13), que puede catalizar una santa alianza entre la principal potencia sunita árabe (Egipto) y la primera potencia mundial chiíta (Irán), susceptible de descarrilar el proyecto anglosajón balcanizador de atizar guerras religiosas en todo el Medio Oriente.
No hay que cantar victoria, ya que Irán se encuentra aún bajo la espada de Damocles de la amenaza de una guerra unilateral por el atribulado premier israelí Bibi Netanyahu (un sionista mesiánico, según Meir Dagan, ex director del Mossad), vapuleado humillantemente en las recientes elecciones.
No todo es color de rosa cuando las querellas internas en Irán se han acentuado en vísperas de cruciales elecciones presidenciales que han confrontado públicamente al saliente presidente Ajmadineyad con Alí Larijani, poderoso líder del Parlamento y muy visible candidato presidencial.
Tampoco en Estados Unidos en los circuitos halcones ha caído muy bien el acercamiento gradual entre la administración Obama y la teocracia jomeinista cuando el siempre belicoso McCain, partidario de una guerra contra Irán, insultó a Ajmadineyad de mono (israelnationalnews.com, 5/2/13), lo cual levantó un ultraje generalizado y valió una reprimenda de un miembro del Partido Republicano, quien calificó de racista la postura del senador por Arizona, muy cercano a los maximalistas de Israel.
Mejor pasemos a lo relevante: lo equivalente al lanzamiento de una bomba diplomática por Joe Biden para negociar en directo con Irán durante la reunión 49 de la célebre Conferencia de Seguridad de Munich de 400 altos funcionarios de 70 países (mycatbirdseat.com, 4/2/13), y adonde acudieron los BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
La Conferencia de Seguridad en Munich, conocida como Wehrkunde, es una de los más importantes del mundo, con una variedad de temas.
En esta ocasión asistió el canciller iraní Alí Akbar Salehi, quien declaró a los delegados que Irán es un poder regional que representa la llave de oro de entrada al Medio Oriente y quien está de acuerdo en acudir a negociar en forma directa siempre y cuando Estados Unidos cese tanto su retórica amenazante como el espectro de una guerra mediante su reiterativa frase de que todas las opciones se encuentran sobre la mesa.
El prospecto de negociaciones directas entre Estados Unidos e Irán fue muy bien recibido por los delegados, mientras afuera de la conferencia miles de manifestantes de 80 organizaciones se pronunciaron contra la intervención colonialista en Maliy la preparación de la guerra contra Siria –que naturalmente afecta decisivamente a Irán–; bajo el eslogan No hay paz con la OTAN pidieron levantar las sanciones contra Irán.
La agencia estadunidense de noticias Ap (5/2/13) refiere los obstáculos para una negociación directa y cita el escepticismo de Vali Nasr, decano de la Escuela Paul H. Nitze de Estudios Internacionales Avanzados de la Universidad Johns Hopkins.
En notable contrapunto, el canciller iraní Salehi no ocultó su optimismo de negociar directamente con la nueva administración Obama, a la que considera menos bélica (The Australian, 5/2/13).
Por su parte, el académico iraní Kaveh L. Afrasiabi juzga que la conferencia de Munich rompió el hielo entre Irán y Estados Unidos (Asia Times, 5/2/1).
Entre los peligros que pueden descarrilar las negociaciones, Afrasiabi señala la postura del gobierno conservador británico del primer ministro David Cameron, quien puede jugar el papel de aguafiestas debido a sus lazos íntimos con Israel, lo cual se refleja en la actitud punitiva de la británica Catherine Ashton, quien dirige la política exterior de la Unión Europea.
En forma relevante, Afrasiabi destaca la interrogante sobre la estrategia de Estados Unidos hacia Irán, que considera debe cambiar para que avancen las negociaciones.
Juzga que la estrategia de Estados Unidos se ha basado hasta ahora en dos puntos: contención del poder iraní y la disuasión de que Irán adquiera armas nucleares. Ya Hillary Clinton, anterior secretaria de Estado, había declarado ante el influyente Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por sus siglas en inglés) que Estados Unidos está firmemente comprometido a prevenir la capacidad armamentista nuclear de Irán.
Debka, presunto portal del Mossad, da por hecho que Irán ha adquirido el pleno conocimiento para fabricar bombas nucleares y que Obama está dispuesto a aceptarlo.
Debka (5/2/13), que suele ser muy desinformativo en forma deliberada, para incitar a la guerra sicológica, comenta que Ajmadineyad arriba a El Cairo cuatro a seis meses antes de que adquiera su capacidad nuclear.
Kaveh L. Afrasiabi aduce que si Estados Unidos insiste en que Irán suspenda su programa de enriquecimiento nuclear, pues será un esfuerzo fútil condenado al fracaso. Irán estaría dispuesto a aceptar un techo voluntario de enriquecimiento de uranio, una suspensión temporal al 20 por ciento (nota: que es un “enriquecimeinto bajo, LEU; se recuerda que para fabricar una bomba se requiere un alto enriquecimiento, superior al 90 por ciento, HEU).
Como parte de las concesiones de Irán estaría “su disposición a registrar en las Naciones Unidas (¡supersic!) el edicto islámico (fatwa) del supremo líder Ali Jamenei en contra de las bombas nucleares, para probar que no se trata simplemente de una sentencia religiosa sino de la política nacional iraní”, al unísono de una mayor cooperación con la polémica Agencia Internacional de Energía Atómica.
Así las cosas, “en forma conjunta, las medidas iraníes otorgarían ‘garantías objetivas’ respecto a la naturaleza pacifica y las intenciones del programa nuclear iraní”.
Pepe Escobar, feroz columnista de Asia Times (6/2/13), filtra que Alí Larijani, protegido del supremo líder, ha visitado Estados Unidos dos veces en secreto desde inicios del año. Pero Pepe Escobar no es nada optimista y apuesta a que el deshielo entre Irán y Estados Unidos será saboteado por los halcones de Estados Unidos e Israel.
Pepe Escobar cita al canciller ruso Sergei Lavrov, quien recomendó otorgar incentivos a Irán y convencerlo de que no se trata de un cambio de régimen.
Lavrov considera inaceptable una guerra contra Irán e invitó a abordar el contencioso en el contexto de la seguridad del Golfo Pérsico, ya que Irán nunca ha atacado a nadie (Russian Radio, 2/2/13).
¿Quien detendrá al sionista mesiánico Netanyahu de librar su guerra anhelada?
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