Pedro Pablo Gomez (La Pupila Insomne)
Según su propia expresión, los Estados Unidos de América se atribuyen el título de ser los defensores más ardientes de los llamados Derechos Humanos en el planeta Tierra. Desde luego, esto desde el punto de vista de la democracia representativa del sistema capitalista que rige en la mayoria de los países occidentales. Pero la realidad de lo que pasa dentro de su país nos dice todo lo contrario, sin tener que acudir a los actos que cometen fuera de sus fronteras.
En el orden interno cuentan con el record mundial de condenas a muerte. En estados como Texas es raro el mes en que no se efectué una ejecución. También se da el caso en que menores de edad pueden ser condenados a cadena perpetua; en la actualidad hay 79 casos menores de 14 años condenados a estar recluidos de por vida, esto a pesar de haber sido suspendida este tipo de aplicación por los tribunales superiores del sistema, pero aún hay 29 estados que lo mantienen con plena vigencia.
Son centenares, los mexicanos muertos por las autoridades estadounidenses al tratar de pasar la frontera tratando de buscar un alivio a sus situación económica. Tampoco existe actualmente una fórmula que permita legalizar su situación a millones de inmigrantes, fundamentalmente latinoamericanos. Barack Obama no ha podido hacer aprobar la ley que resolvería una parte del problema.
Con los nuevos planes para tratar de resolver la crisis económica en que se encuentra su sistema, Estados Unidos vuelve a tomar medidas restrictivas en las áreas con mayores impactos sociales. Los desempleados, los ancianos que están jubilados, los niños de familias más pobres, no recibirán los beneficios de los servicios que financia el gobierno para poder acceder, siempre que posean un seguro médico que no pueden pagar, al programa conocido como Medicare. La ley proyectada por Obama, denominada popularmente como Obamacare, ha sido bloqueada por los legisladores republicanos.
Si nos movemos al exterior observamos los países ocupados por Estados Unidos, como Irak y Afganistán, que entre ambos arrojan la cantidad de más de un millón de muertos, con centenares de miles de víctimas entre la población civil, incluidos niños. La guerra inducida en Libia con su producción de crímenes generalizados, el apoyo desenmascarado a la guerra sucia contra Siria, con una oposición mercenaria aupada con el contubernio de algunos países europeos con preponderancia turca. Los bombardeos de sus drones en el suelo de Pakistán con el pretexto de eliminar a los miembros de Al Qaeda, con el resultado de múltiples muertes de civiles y niños, aparte de operar allí con sus tropas, independientemente de las decisiones del gobierno de aquel país.
Siguen con el trabajo para tratar de derrocar la Revolución Cubana, generando los llamados movimientos de disidentes, dándoles apoyo económico y material sin importar el grado de desprestigio de los mismos. Con ellos se reúne el presidente norteamericano de forma festiva y enaltece sus servicios al dólar yanqui en la casa del hijo del creador de la Fundación llamada Cubano Americana, tristemente célebre por haber organizado sabotajes con bombas en Cuba para generar la pérdida de visitantes turísticos.
Como dijera el indio Hatuey, antes de ser llevado a la hoguera, si estos son los que van al cielo, prefiero que me quemen. Y agrego: si estos son los defensores de los llamados Derechos Humanos, yo me quedo con los izquierdos.
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